“Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio”. (Filipenses 3, 20-21)
Como lo dijo el autor de Narnia, C.S. Lewis, “Si encuentro en mi deseos que nada en esta tierra pueda satisfacer, la explicación más probable es que fui hecho para otro mundo”.
